Toda señal de aumento/progreso se me está volviendo decadente.
Escribir sobre el mundo, sus personitas disfrazadas de personas y sus paranoicos complementos y actualizaciones quizá no sea sensato, quizá carezca de importancia o deba ignorarse, quizá no valga la pena dedicarles palabras, escritos, pinturas, canciones, caricias, besos ni despedidas con reencuentro.
Quizá el Diablo lance esta nota a la hoguera o Dios la convierta en una sopa de letras.
Qué sé yo.
Sé que aquí sigo, no sé por cuánto tiempo, viendo como nos cargamos el globo de nuestra feria.
Tenemos miedo.
Los conejos corren, pero no galopan.
PD: Me encanta el cine y las palomitas (pero no las de colores).